En Santiago, se nos dice claramente que la fe sin las obras está muerta (2.17)
No significa que las obras producirán fe, sino que confirmarán que
nuestra fe es verdadera. Es fácil decir que creemos en Dios, pero nuestras
obras pueden demostrar la veracidad de nuestras palabras.
Abraham fue un ejemplo de esto: no solamente anduvo por fe, sino que
demostró al estar dispuesto a entregar a su hijo para obedecer a Dios
(Santiago 2:21-24; ver Génesis 22:1-18). Y a Isaac se le perdonó la vida.
¿Cómo podemos demostrar hoy de manera práctica que amamos a Dios
y que confiamos en Él?
Lo que cuenta no es la fe y las obras
ni la fe o las obras, sino la fe que obra!
Estás participando en la casa de Dios?
aunque sea un corto saluda deja a los hijos de Dios,
porque no hay mejor familia que la que Dios instituyó