Tu pensamiento es como un filtro que usas para interpretar y dar
significado a todo lo que te sucede, y esas interpretaciones de tu
realidad ejercerán una influencia muy importante en tus emociones,
haciendo que te sientas de un modo u otro.
Es decir, es tu pensamiento el que determina si, tras un determinado
acontecimiento, sentirás una ira intensa y descontrolada o, por el contrario,
sentirás simplemente malestar o un enfado moderado y controlable.
Cambiar los pensamientos negativos no significa sacar de tu mente todo lo
malo para pensar en rosa en todo momento. Ni tampoco significa pretender
convertir la depresión en felicidad o la ira en amor. Si tienes motivos
para estar triste, para estar enfadado, para estar nervioso, debes sentir esas
emociones y no pretender usar tu pensamiento para hacerlas
desaparecer y sustituirlas falsamente por las opuestas, porque eso no
es más que un autoengaño que al final te pasará factura
(seguramente, en forma de síntomas físicos).
Pero sí puedes usar tu pensamiento para modular la intensidad de tus
emociones. Es decir, en vez de sentir esa ansiedad tan intensa cuando tienes
que hacer algo que temes, puedes pasar a sentir tan solo cierta
incomodidad o nerviosismo; en vez de sentir una ira que te empuja a gritar
y discutir, puedes sentir un enfado más sano y menos intenso, que te permita
mantener el control y hablar de lo sucedido con calma; en vez de hundirte
en una profunda tristeza que hace que no quieras levantarte de la cama
nunca más, puedes sentir una tristeza moderada que no te
bloquee sino que te ayude a ver con claridad qué es lo que
no marcha bien en tu vida y buscar soluciones.
Sentir emociones negativas es normal y no debemos pretender
hacer que desaparezcan, pero cuando esas emociones negativas son
demasiado intensas y hacen que perdamos el control, bloquean nuestro
pensamiento y comportamiento y hacen que nos quedemos en blanco, entonces
significa que estamos usando mal nuestro pensamiento.
Cuando usas un pensamiento lógico, racional y constructivo, tus emociones,
aunque sean negativas, serán sanas y adecuadas en vez de ser extremas y
descontroladas. De ahí la importancia de saber usar correctamente nuestra
mente, sin cometer errores de pensamiento, como
conclusiones precipitadas, maximizar, personalización, etc.
Cómo usar tu pensamiento de manera constructiva
1. Sé consciente de lo que estás pensando. El pensamiento se genera
a menudo de manera automática en base a esquemas de pensamiento
creados hace muchos años, que usamos para interpretar lo que nos sucede de
manera rápida y automática. Por desgracia, a veces esos esquemas son
erróneos y debemos cambiarlos para hacerlos más realistas y sanos.
Por eso, el primer paso es conocer lo que pasa por tu mente cada vez
que reacciones de un modo exagerado o inadecuado en vez de dejar que
sea un pensamiento automático y, en gran parte, inconsciente,
el que decida por ti.
2. Pregúntate: ¿qué he pensando que me ha llevado a
sentirme o comportarme así? Hazte esta pregunta cada vez
que reacciones con unas emociones o conductas exageradas,
inapropiadas o dañinas, pues esas emociones y comportamientos son
las que te indican que no estás usando un pensamiento
del todo adecuado y constructivo.
3. Una vez que tengas claro lo que has pensado y cómo tu pensamiento
te ha llevado a sentir esa emoción exagerada o tener esa reacción o
comportamiento indeseado, cuestiona tu pensamiento. Es decir, hazte
preguntas como: ¿De verdad es esto así? ¿Estoy exagerando? ¿Estoy
cometiendo algún error de pensamiento? ¿De verdad es tan terrible?
¿Realmente pasaría esto que creo? ¿Es cierto que lo ha hecho a propósito?
¿Existe otra explicación posible? Y otras preguntas similares. Se trata de
preguntas destinadas a poner en duda tu pensamiento para no
creerte lo primero que te venga a la mente y hacerlo más lógico y racional.
Conforme vayas haciendo esto con cierta frecuencia irás
descubriendo ciertos patrones de pensamiento perjudiciales e irracionales
que te crean muchos problemas y podrás empezar a cambiarlos por
pensamientos más constructivos. Con el tiempo y la práctica,
tu nuevo modo de pensar irá ganando fuerza
hasta convertirse en dominante.
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