MACCHU PICCHU - EL TESORO DE LOS INCAS
Hablar de Perú es hablar de Macchu Picchu, de un mito que se hizo realidad, es hablar de cientos de leyendas; es hablar de toda una cultura, la inca, tan misteriosa como desconocida… hablar de Macchu Picchu es hablar de un auténtico Tesoro en piedra, oculto en lo más profundo de las entrañas de la Cordillera de los Andes, allá donde el río Urubamba da origen al Valle Sagrado de los Incas… y así, entre piedras, entre agua, entre nubes, la historia de Macchu Picchu se entronca con la leyenda.
Esta maravilla es un asentamiento que los Incas construyeron durante el siglo XV. Esta ciudad mausoleo presenta grandes edificaciones de piedra que se reparten entre el barrio alto o Hanan y el bajo o Hurín. En el barrio alto nos encontramos el Templo del Sol, algunos palacios y sobre todo, el Intihuatana, un monumento desconocido del que no se sabe bien si es un altar, un reloj solar o un observatorio astronómico. En la parte baja se concentran las edificaciones más pobres, casas, talleres… Entre la parte alta, la considerada “santuario” y la baja, hay conexiones en forma de caminos y estrechas callejas, casi siempre en forma de escalinatas, que se entrecruzan en las conocidas terrazas. Un muro parecía rodear y separar a la parte de los edificios y templos donde se celebraban los ceremoniales.
Pero quizás, la parte más impresionante, se encuentre en la zona norte del Santuario, en la parte alta de la ciudadela. Detrás de la roca sagrada, hay una escalinata que sube hasta el Wayna Picchu, la Montaña Joven. Merece la pena el esfuerzo de atravesar la colina conocida como Uña, y trepar por los difíciles escalones tallados en la misma montaña, para alzarse en la cima, y admirar desde allí el bellísimo paisaje que se extiende a nuestros pies. Allí, a una altura de 2.720 m. sobre la piedra labrada de la “Silla del Inca”, veremos extendidos a nuestros pies todo el santuario del Macchu Picchu como si se tratara de una estampa fotográfica robada al tiempo; y mucho más abajo, todo el cauce del río sagrado del Urubamba y los valles y quebradas que forman la Cordillera de los Andes. Ahí entendemos el verdadero concepto de lo que es la belleza de este sublime monumento, sentados, sintiendo el frescor del aire puro en nuestra cara, sumergidos en un silencio sagrado, nos dejamos llevar para fundirnos como un solo ser con la Naturaleza.
Muchas Gracias Rosita por compartir ...
Realmente es el mayor orgullo de nosotros los peruanos contar con èsta maravillosa obra dejada por nuestros ancestros...He tenido la oportunidad de ir varias veces a èste Santuario y cada vez me maravillo màs que la anterior.
En cuanto a la historia comentada, no comparto en absoluto el punto de vista del Sr. Valdivia...que dicho sea de paso no es historiador...comparto màs bien el criterio de nuestro Inca Garcilazo de La Vega, quien en sus Comentarios Reales nos da una referencia màs exacta y verdadera de los sucesos acontecidos en esa època.
Besitos Peruanos
MIRIAM
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