Todo este cimiento de la oración va fundado en la HUMILDAD.
Mientras más se baja un alma en la oración, más la sube Dios.
Una vez estaba yo considerando por qué razón era nuestro Señor tan amigo de esta virtud de la humildad y se me puso delante, sin considerarlo, sino de pronto, ésto: que es porque Dios es suma verdad y la humildad es andar en verdad.
Es muy grande verdad no tener cosa buena de nosotros y quien ésto no entiende, anda en mentira.
Quien más lo entienda, agrada más a la suma verdad porque anda en ella. Yo conozco a una persona a quien nuestro Señor reveló que cualquier cosa buena que hagamos no tiene su principio en nosotros.
Más bien proviene de esta fuente de la vida cerca de la que el alma permanece donde está plantado este árbol de nuestras almas y de este Sol que da calor a nuestras obras.
Se le representó ésto tan claro que, haciendo alguna cosa buena o viéndola hacer, acudía a su principio y entendía cómo sin esta ayuda no podíamos nada.
¡Qué grandezas veremos si mantenemos delante de nuestros ojos nuestra fragilidad y miseria, y reconocemos qué indignos somos de ser los siervos de tan gran Señor, cuyas maravillas sobrepasan nuestra comprensión!
¡¡¡ HUMILDAD !!!
Señor, que nada turbe el silencio de esta noche .Que nada me espante.
Déjame entrar humildemente en la oscuridad, reconociendo ante mi mismo y ante ti que, por mi mismo, nada soy.
Déjame andar en esta dura verdad aceptando mi propia fragilidad y miseria, aun cuando tú abres mis ojos a las incomprensibles grandezas y maravillas que tienes reservadas para aquellos que te siguen en verdad.
Puedo nada por mí mismo pero si te tengo a ti, DIOS, nada me faltará.
SÓLO TÚ BASTAS.
Qué hoy las flores florezcan en tu corazón !!!
De: Teresa de Ávila.-
Glo