Cuando yo era niño, mi padre solía contar hasta diez en voz alta cada vez que se encolerizaba con mis hermanas y conmigo. Era una estrategia que él y muchos otros progenitores usaban para tranquilizarse antes de decidir lo que harían a continuación.
Yo he mejorado esa estrategia incorporando el uso de la respiración. Lo único que tienes que hacer es lo siguiente: cuando sientas que estás enojándote, realiza una larga y profunda inspiración, y mientrás lo haces, di para ti el numero uno. A continuación, relaja todo el cuerpo mientras espiras. Repite el mismo proceso con el número dos, y continúa hasta veinticinco. Lo que estás haciendo en este caso es limpiar la mente mediante una versión reducida de un ejercicio de meditación.
Esta combinación de contar y respirar resulta tan relajante que te será casi imposible continuar enojado cuando acabes. El incremento del oxigeno en los pulmones y el tiempo transcurrido entre el momento en que te enfadas y el instante en que acabes el ejercicio te permitirá aumentar tu sentido de la perspectiva. Esto contribuirá a que las "cosas grandes" te parezcan "pequeñeces".
El ejercicio es igualmente eficaz para trabajar el estrés o la frustración.
Siempre que te sientas un poco trastornado, ponlo a prueba.