CIMIENTOS
La torre más alta del mundo está
en Toronto, Canadá. El primer observatorio se encuentra a 340
metros de altura y el segundo a
545 metros. Las fotografías y los
centros de información dentro de
la misma torre ayudan a los
visitantes a comprender la magnitud
del proyecto. Se removieron sesenta y
dos toneladas de tierra a una
profundidad de quince metros para
poder echar los cimientos de
este rascacielos.
Desde 1972 hasta 1974, trabajaron
en la torre tres mil obreros. Protegidos
con sogas de seguridad, algunos
operarios colgaban del exterior de
la gigantesca construcción para poner
los toques finales. Es digno de
destacar que ni un solo trabajador
sufrió accidentes o murió en la
realización de esta construcción.
Actualmente, un veloz ascensor
transporta a los visitantes hasta
arriba desde donde pueden disfrutar
de una asombrosa vista panorámica
de la ciudad y los alrededores.
Muchos comentan: "Valió la pena
el costo, el tiempo y el esfuerzo
empleados en la construcción
de la Torre CN".
Nosotros también necesitamos un
sólido fundamento para encarar a
diario la vida. Al orar y dedicar
tiempo para estar con nuestro
Padre celestial, fortalecemos
nuestros "cimientos espirituales",
nuestra base de sustentación en
la vida. Vemos mucho mejor si
nos elevamos al punto de vista de
Dios, y no nos sentimos abrumados
por las cosas que se presentan en
nuestro camino. Cuando sentimos
que estamos en el aire, apenas
agarrados de la cornisa,
podemos alentarnos al saber que
Él nos sostiene. Su cimiento es fuerte
y seguro, y jamás va a agrietarse
o derrumbarse.
Tomado del libro:
En el jardín con Dios