Vivió hasta hace 12.000 años en la isla indonesia de Flores, apenas medía un
metro y tenía un minúsculo cerebro de 380 centímetros cúbicos, similar al de un
chimpancé. Pero ¿era una nueva especie del género homo o simplemente se trataba
de la degeneración de un sapiens ? El supuesto Homo floresiensis suscitó una
enconada y enorme polémica científica nada más anunciarse su descubrimiento en
octubre del 2004.
Por aquel entonces, los antropólogos que publicaron su investigación en la
revista científica Nature lo presentaron como una nueva especie de Homo sapiens
que sería heredera del Homo erectus , el antecesor del homínido moderno. Pero no
estaba muy claro cómo el pequeño humano había degenerado hasta convertirse
prácticamente en un pigmeo, laguna que una parte importante de los científicos
aprovechó para rebajar la categoría del hallazgo y desmontar la teoría del
hobbit en una supuesta microcefalia, un problema que repercute en el pequeño
tamaño del cráneo, lo que se acreditó en otra investigación publicada en Science
en el 2006.
Pero la polémica, lejos de aminorar, continuó agudizándose con la aportación
de nuevas pruebas que señalaban que el hombre de Flores era, definitivamente,
una nueva especie. La confirmación ha llegado con dos nuevas investigaciones que
hoy publica Nature . La conclusión es clara: el Homo floresiensis no padecía
microcefalia y, por lo tanto, se trata realmente de una nueva especie, aunque
más extraña de lo que se imaginaba en un principio.
En el primer artículo, Eleanor Weston y Adrian Lister, del Museo de Historia
Natural de Londres, llegaron a su conclusión a través de una analogía: tomaron
como modelo animal a fósiles de hipopótamos que, al vivir aislados en la isla de
Madagascar, separados de sus antecesores, desarrollaron enanismo y encogieron de
forma desproporcionada. Esto les llevó a afirmar que algo similar ocurrió con el
cerebro del Homo floresiensis , que se hizo tan pequeño por el efecto de vivir
en una isla, y no por una patología médica.
Primates
En el segundo estudio, William Jungers, de la Universidad de Stony Brook
(Nueva York), y su equipo estudiaron los pies del hombre de Flores. Sus
hallazgos muestran que las características de sus extremidades, que se parecen a
las que se ven en otros primates, emparentan a este homínido no con el Homo
erectus , sino con otro más remoto y primitivo. Es una nueva vuelta de tuerca en
el puzle incompleto de la evolución humana, un misterio más en la búsqueda del
eslabón perdido de la humanidad Pero, de momento, el hobbit ya es humano. Aunque
la polémica probablemente continuará.