La vida es como el mar…
Hay días que son azules y tranquilos, con las aguas mansas y cálidas. Hay otros que son nublados, tempestuosos, agitados, aterradores,
y aunque cuando parece que el océano te va a devorar
nace un nuevo día lleno de sol y calma. Navegamos por distintos mares.
En distintas épocas de nuestra vida somos embarcaciones
algunas veces grandiosas y otras chalupitas,
en nosotros esta tomar el timón y no dejarnos ir a la deriva,
siempre con fe en nosotros mismos
y en esa luz con distintos nombres de que nos guía siempre, independientemente de nuestras creencias.
Algunas veces para llegar a los puertos que nos hemos propuesto
debemos atravesar por días y noches tormentosas,
y huracanadas, sean de pasiones, quiebras económicas,
o enfermedades.
Sin embargo, si tenemos el timón de nuestra vida firme
y el compas de nuestra familia cerca,
entre todos logramos atracar en puerto seguro,
no nos desviemos de nuestra carta de navegación.
A diario debemos gobernar el timón tomando decisiones
para enderezar nuestra embarcación, que en su recorrido,
hace agua por malas amistades, negocios inconvenientes,
pasiones turbias,
Poca o ninguna atención a nuestros hijos, nuestra familia, etc.
Tratemos de mantener siempre equilibrado nuestro timón,
Dando sin perder y recibiendo sin quitar.
Tendrás que tomar decisiones.
Tómalas tratando de no apartarte de tu ruta, de tu puerto
En lo posible no perdamos el rumbo
y no dejemos perder el rumbo de nuestros marineritos,
ellos en su momento también tendrán que llevar su propio timón,
y recordaran nuestro ejemplo, disciplina y pericia.
No olvidemos navegar en el rumbo del amor, la bondad y la alegría.
No olvides que Dios independientemente de nuestra religión,
siempre tiene el faro encendido, solo tenemos que verlo
Colaboracion De Mi Amiga Perla
Bogota/Colombia.
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