Pura, encendida rosa, émula de la llama que sale con el día, ¿cómo naces tan llena de alegría si sabes que la edad que te da el cielo es apenas un breve i veloz buelo, i ni valdrán las puntas de tu rama ni púrpura hermosa a detener un punto la execución del hado presurosa?
El mismo cerco alado que estoi viendo rïente, ya temo amortiguado, presto despojo de la llama ardiente. Para las hojas de tu crespo seno te dio Amor de sus alas blandas plumas, i oro de su cabello dio a tu frente.
¡ô fiel imagen suya peregrina! Bañóte en su color sangre divina de la deidad que dieron las espumas, ¿i esto, purpúrea flor, esto no pudo hazer menos violento el rayo agudo?
Róbate en una ora, róbate licencioso su ardimiento el color i el aliento: tiendes aún no las alas abrasadas, i ya buelan al suelo desmayadas.
Tan cerca, tan unida está al morir tu vida, que dudo si en sus lágrimas la aurora mustia tu nacimiento o muerte llora.
AUTOR FRANCISCO ROJAS
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