¡¡Por Dios!!, ¡cuánto trabajo tienes!
Debo valorarte mucho más por que estoy comprendiendo
que, siendo del tamaño de mi puño, guardas dentro tuyo
todo el Universo de mi Vida.
Soy consciente que algunas veces no te escucho,
y que cuando actúo desoyéndote, después te sientes muy triste, y ambos la pasamos bastante mal...
sé que muchísimas veces me enojo contigo, y sin embargo, sigues firme, acompañándome, estimulándome...
¿Cómo no agradecerte si estás pendiente de mis pasos?
Eres el primero en decirme:
¡¡Qué bueno!!!...¡¡Adelante !!!...¡¡Cuidado!!!...
Eres el que me invita, con cautela o con bríos, a ser pionero de mi camino.
¿Cómo no agradecerte, si desde el principio y hasta el final, a pesar de todo, siempre estás conmigo?
Anda, corazón, que yo te sigo aunque por ti muera...