2. Liturgia de la Palabra.
3. Liturgia Bautismal.
Era costumbre, durante los primeros siglos de la Iglesia,
bautizar por la noche del Sábado Santo,
a los que querían ser cristianos.
Ellos se preparaban durante los cuarenta días
de Cuaresma y acompañados por sus padrinos,
ese día se presentaban para recibir el Bautismo.
También, ese día los que hacían penitencia pública por sus faltas y pecados
eran admitidos como miembros de la asamblea.
Actualmente, la Vigilia Pascual conserva ese sentido
y nos permite renovar nuestras promesas
bautismales y acercarnos a la Iglesia con un espíritu renovado.
a) Celebración del fuego nuevo:
Al iniciar la celebración, el sacerdote apaga todas
las luces de la Iglesia, enciende un fuego nuevo y
con el que prende el cirio pascual, que representa a Jesús.
Sobre el cirio, marca el año y las letras griegas "Alfa" y "Omega",
que significan que Jesús es el principio y el fin del tiempo y que este año le pertenece.
El sacerdote llevará a cabo la bendición del fuego.
Luego de la procesión, en la que se van encendiendo :
las velas y las luces de la Iglesia, el sacerdote canta el Pregón Pascual.
El Pregón Pascual es un poema muy antiguo
(escrito alrededor del año 300) que proclama a Jesús como el fuego nuevo.
b) Liturgia de la Palabra:
Después de la Celebración del fuego nuevo,
se sigue con la lectura de la Palabra de Dios.
Se acostumbra leer siete lecturas, empezando con la
Creación hasta llegar a la Resurrección.
Una las lecturas más importantes es la del libro del Éxodo,
en la que se relata el paso por el Mar Rojo,
cómo Dios salvó a los israelitas de las tropas egipcias
que los perseguían.
Se recuerda que esta noche Dios nos salva por Jesús.
c) Liturgia Bautismal:
Suelen haber bautizos este día, pero aunque no los haya,
se bendice la Pila bautismal o un recipiente que la represente
y se recita la Letanía de los Santos.
Esta letanía nos recuerda la comunión de intercesión
que existe entre toda la familia de Dios.
Las letanías nos permiten unirnos a la oración de toda
la Iglesia en la tierra y la Iglesia triunfante, de los ángeles y santos del Cielo.
El agua bendita es el símbolo que nos recuerda nuestro Bautismo.
Es un símbolo que nos recuerda que con el agua del bautismo pasamos a formar parte de la familia de Dios.
A todos los que ya estamos bautizados,
esta liturgia nos invita a renovar nuestras promesas y compromisos
bautismales: renunciar a Satanás, a sus seducciones y a sus obras.
También, de confirmar nuestra entrega a Jesucristo.
Sugerencias para vivir la fiesta
Hay quienes acostumbran este día encender sus velas del bautismo
y llevar un cirio pascual a la iglesia