ALEJAMIENTO
Resultará forzoso
el cruel alejamiento
y habrá que decidirse,
como lo inevitable,
lo mismo que aceptamos
la violencia del viento,
el rugido del mar o
el tiempo inexorable.
Habrá que tener ánimo
en el fatal momento
para abdicar de todo lo
que nos fue agradable,
y saber resignarnos
en el recogimiento
con el gesto tranquilo
ante lo inapelable.
Los ojos en el cielo,
frente al azul del día,
serán dulce consuelo
las venturas de otrora
—el hogar de la infancia,
juventud, poesía—,
y al alumbrar la luna,
al filo de la sombra,
tendré la paz ansiada,
y llegará la hora
en que cerca de Dios,
tan sólo a Dios se nombra.