Origen y difusión A lo sumo no habrá más de dos o tres en Bogotá. Pero ya comienzan a tener su clientela. Es que no es usual que usted pida de buenas a primeras un jugo de sábila y se lo empaque sin agüeros. Montados en esos triciclos que sirven de ventorrillo, carro y casa, los vendedores del exótico brebaje recorren algunos lugares de la ciudad sabiendo que hay demanda para todo.
Lo que quizás no sepan del todo es que el producto que ofrecen reúne tantas propiedades curativas que haría palidecer de envidia al boticario de la esquina. La planta de sábila, conocida por su nombre científico de Aloe vera, ha sido usada desde el origen mismo de la humanidad hasta nuestros días trayendo salud y bienestar.
La Biblia menciona a menudo el aloe. En el siglo I después de Cristo, Dioscórides lo describió intensamente en su herbario griego por sus virtudes medicinales y cosméticas. Alejandro Magno conquistó la isla Socotora en el sur de Arabia, porque en ella había gran cantidad de aloes que servían para la curación de heridas y enfermedades de sus soldados durante sus campañas.
Sin embargo, los chinos fueron los primeros en usar el aloe. En el antiguo Egipto era popularmente utilizado. Y hasta Cleopatra lo usaba a diario como ingrediente esencial en sus cuidados de su delicada piel. Documentos históricos de los romanos, griegos, hindúes, árabes y otros pueblos de climas cálidos, comentaron sus virtudes medicinales y cosméticas.
Fueron los españoles quienes plantaron el Aloe vera en el continente americano. En España, a lo largo de la rivera del Mediterráneo, el aloe vera fue un elemento esencial en la medicina popular, hasta que el empleo generalizado de la farmacopea moderna lo relegó al olvido junto a la mayoría de las plantas medicinales. Se piensa que los aloes de España proceden del continente africano.
Si se quiere resumir este pasaje de curiosidades de la milagrosa planta, baste señalar que las quemaduras causadas en Hiroshima y Nagasaki por las explosiones atómicas, aliviaron mas rápidamente con el aloe a diferencia de otros fármacos y en muchos casos sin dejar señales ni cicatrices. Y para no hablar de la NASA, la agencia espacial norteamericana que lo utiliza porque absorbe el 90% de la toxicidad de sustancias como PVC, fibra de vidrio, barnices, pinturas, radiaciones de los ordenadores, televisores y otros instrumentos electrónicos.
Bueno, y hasta buena suerte trae, como lo testimonian muchos tenderos que no olvidan poner una buena rama de sábila en el techo de su negocio. Pero por sobretodo, es usado en los rituales chamánicos por su gran poder energético y porque purifica el alma.
El nombre genérico aloe proviene del término árabe alloeh y de su sinónimo hebreo hallal, que significa sustancia brillante y amarga. La procedencia del otro nombre con el que se le conoce, sábila y sus variantes locales, "savila", "zabila", "zabida", "zábira" y "pita zabila" es atribuido a una deformación del vocablo árabe çabila que significa planta espinosa.
Descripción Las especies del género de los aloes son siempre leñosas, pero con hojas típicas de las plantas suculentas, con forma de espada, duras, gruesas, muy grandes y carnosas, dispuestas en grandes rosetones y con unas espinas recias en sus extremos, armadas con otras espinas marginadas más pequeñas, las hojas pueden ser de color veteado de verde y blanco, o verde ceniza plateado.
Las hojas pueden cerrar completamente sus estomas o poros para evitar la pérdida de agua por evaporación durante los períodos estivales y son capaces de reponer rápidamente la epidermis cuando se produce una fractura o un corte en su superficie.
Las flores son vistosas, tubulosas, sus corolas se componen de seis pétalos, que forman la cubierta floral y se sueldan todas entre sí en un tubo las más veces recto, y en otros casos algo encorvado y bilabiado, en ocasiones con un leve ensanchamiento en la parte de sujeción, donde se alojan los órganos sexuales de la flor.
Hábitat, distribución y composición Se crían cerca de 200 especies en las laderas soleadas, en lugares rocosos y pedregales de Europa, Asia, África, América. Por lo general es fácil encontrarla en los mercados de hierbas y de plantas medicinales.
Las hojas de aloe producen un jugo cuajado en una masa sólida, de color muy oscuro y un tanto amarga, llamada acíbar. Generalmente se obtiene dejando fluir el licor que se escurre de sus hojas cortadas transversalmente, por la cortadura de las cuales rezuma. Este licor se deja que se concentre y se vaya espesando por el calor del sol o con el calor artificial.
Según cual sea el proceso de secado, el acíbar adopta colores que irán desde el marrón rojizo hasta el negro, en forma de terrones similares al barro seco, frágiles, de fractura concoide, a los que hay que proteger de la humedad. La composición del acíbar varía según el aloe del que proceda, la época de recolección y la forma de elaborarlo.
Contiene del 6 al 10% de agua y los de mayor calidad dejan un 2% de cenizas. Lo que más varía es la cantidad de resina, que oscila entre el 40 y el 80%. Esta resina que no tiene importancia farmacológica es un éster del ácido paracumaico y un alcohol resínico, el aloerresinotanol. Además, el acíbar contiene hasta el 20% de aloínas. Por hidrólisis, las aloínas dan emodina que es el constituyente activo del acíbar.
El aloe contiene también aloemicina, de gran poder antiinflamatorio y analgésico, y aloeuricina, cuya propiedad es activar y fortificar las células epiteliales, lo que la hace de mucha utilidad en las úlceras gástricas y estomacales. Contiene gran cantidad de aminoácidos como son la valina, metionina, fenilalanina, lisina y leucina.
Posee además al polisacárido lignina, el glucomannan y otros glúcidos como la pentosa, galactosa y los ácidos urónicos que proporcionan una profunda limpieza de la piel, pues penetran en todas sus capas, eliminando bacterias y depósitos grasos que dificultan la exudación a través de los poros.
Entre los elementos constitutivos figuran el yodo, cobre, hierro, zinc, fósforo, sodio, potasio, manganeso, azufre magnesio y gran cantidad de calcio. Es una de las pocas especies que contienen vitamina B12, además de vitaminas A, B1, B2, B6 y C. Contiene fuertes proporciones de germanio que actúa como filtro depurador del organismo, elimina los venenos y desechos de las células, reestructura y revitaliza la médula ósea, reactiva el sistema inmunológico, estimula la producción de endorfinas, que calman el dolor. Todas las plantas que contienen germanio han sido consideradas milagrosas y son: aloe vera, ging-seng y las setas shitake.
El gel obtenido del aloe produce seis agentes antisépticos de elevada actividad antimicrobiana: el ácido cinamónico, un tipo de urea nitrogenada, lupeol, fenol, azufre, ácido fólico y un ácido salicílico natural que combinado con el lupeol tiene importantes efectos analgésicos. Usos medicinales La sábila es un increíble antitóxico y antimicrobiano. Es astringente, analgésico y anticoagulante. Es un vigoroso estimulante del crecimiento celular. La tintura o el zumo diluidos en agua a partes iguales, usadas varias veces en forma de gárgaras de 3 a 4 minutos, actúa eficazmente contra los dolores dentales y de las encías, neuralgias, aftas, laringitis, disfonía amigdalitis, anginas, placas y cualquier afección bucal o faríngea.
Cura las heridas necrosantes, como las quemaduras, regenerando los tejidos y cicatrizándolos, restaurando a su vez la sensibilidad del área afectada. Alivia el dolor de los golpes, esguinces, luxaciones, dolores musculares, artríticos y reumáticos, los pies cansados, cura las heridas cortantes, el herpes, la culebrilla, la tiña y las infecciones producidas por estafilococos y otras infecciones bacterianas internas como la gastroenteritis, colitis, enterocolitis, vaginitis, cervicitis, escorbuto, cólera, disentería, blenorragias, sífilis y otras enfermedades venéreas.
Cura las pequeñas heridas de las enfermedades eruptivas de los niños como el sarampión, la varicela, la escarlatina, etc. Ya que sus propiedades antiinflamatorias reducen la picazón y evita que los chicos se rasquen las ampollas. Con el aloe vera pueden tratarse las verrugas, los sabañones, el eczema, la psoriasis, la dermatitis seborraica, la erisipela, el pie de atleta, los callos y la "picazón de jockey", que es una infección por hongos en la parte interna superior de los muslos, las picaduras de insectos, arañas, escorpiones, serpientes, medusas y las plantas venenosas. Cicatriza la herida del ombligo del bebé y la circuncisión. Quita el dolor del crecimiento de los dientes.
Reduce los efectos de las alergias, indigestión, acidez estomacal, gastritis, úlceras duodenales y estomacales, úlceras oculares, hemorroides, afecciones del aparto digestivo, descongestionando el estómago, el intestino delgado, el hígado, los riñones y el páncreas.
Es un gran antiviral debido al polisacárido glucomannan. Sirve contra la gripe, la hepatitis, le neumonía vírica y la meningitis vírica. Contiene sustancias derivadas del polimannactato, que refuerzan el sistema inmunológico y el caso del SIDA evita que el virus se extienda por el organismo, ayudando a los enfermos a recuperar la vitalidad y los niveles energéticos normales.
Equilibra la tensión arterial y evita las disritmias cardiacas disminuyendo el riesgo de infarto. Es bueno contra la gota, las jaquecas y migrañas, la halitosis, el insomnio, en las dietas de adelgazamiento proporciona vitaminas y minerales sin aportar calorías ni azúcares y regula las menstruaciones. Elimina los parásitos intestinales. Tonifica el organismo y abre el apetito. Mitiga la osteoporosis y es antidiabético.
Calma el dolor de las várices y las mejora. Elimina totalmente el cáncer de piel aplicando jugo de aloe de dos a cuatro veces al día todo el tiempo que sea necesario, siendo imprescindible ser constante. Las cándidas, tricomas y demás infecciones o irritaciones vaginales desaparecen con aloe. Unas gotas de jugo de la pulpa en los oídos doloridos calma inmediatamente el padecimiento. Cuando los ojos están cansados o enrojecidos, se relajan de inmediato con unas gotas de aloe, además mejora las cataratas y otras enfermedades de los ojos.
De la red.
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