Su doctrina desdeñaban
sin obedecer siquiera
aquellos consejos puros,
limpios como una patena.
El mundo llegó a tal desorden
que querían apagar la estela
de aquella bondad infinita
que llegó a nuestra parcela...
para saldar nuestra culpa
y también nuestra condena.
Él cargó con los pecados
y nuestras culpas enteras,
caminó con nuestra cruz
en Sus espaldas serenas;
suplicó se perdonaran
las malas conductas nuestras.
Hoy el mundo sigue igual
sin que de nada sirviera
el sacrificio supremo
que por nosotros hiciera.
¡¡Hemos de implorar perdón
y cumplirlo, aunque nos duela.!!
_Casimirocordobés_