GENTE IMPORTANTE
Fernando Pascual
Ante los ojos de Dios, ¿quién es importante? Tal vez ese político famoso resulte ser un mezquino y un egoísta, mientras el anciano que ayuda a limpiar la casa de sus nietos brilla con una luz intensa, azul y blanca, entre los ángeles que cantan y las estrellas que suspiran alegrías.
A la luz del amor y de la entrega se ve quién es realmente grande, quién es “gente importante”. Es importante ese niño al que la policía aparta con violencia mientras pasa un futbolista famoso, porque todas las tardes dedica su tiempo a escuchar a su abuelita. Es importante ese enfermo que reza, con un rosario entre sus dedos hambrientos de justicia, para que el terrorismo y las guerras dejen de hacer llorar a miles de inocentes. Es importante ese señor o esa señora que cada noche, mientras la luna pasea por los cielos, se pone de rodillas, junto a los hijos, para rezar, en familia, una oración que conmueve el corazón de Dios: “Padre nuestro...”
No vale la pena ser fuego de hojarasca o fulgor de pirotecnia. No sirve para nada tener un lugar en los manuales de historia, en las páginas de la prensa, y no haber dado amor a quien vivía a nuestro lado. Sólo importa darse a otros, ser fiel a la esposa o al esposo, dar cariño a los padres ancianos y a los hijos, al vecino y a ese enemigo que, quizá, necesita sentir el amor de Dios a través del perdón que le ofrece un corazón bueno.
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