
Creo que la felicidad viene de uno mismo, valorar y ser feliz con lo que uno tiene pero esta casa es algo diferente:
No sólo existe, sino que además se puede alquilar. Hablamos del Balancing Barn, una invención del filósofo Alain de Botton, soñada mientras escribía su último libro: “La arquitectura de la felicidad”. Posteriormente fue desarrollada a través del estudio Living Architecture, un proyecto sin ánimo de lucro.
Mágicamente elevado
Este curioso edificio se encuentra en Darsham, Suffolk, Reino Unido, en mitad de una reserva natural. Parece un granero normal, aunque recubierto de aluminio y elevado mágicamente quince metros sobre el suelo, gracias a finísimos soportes. La idea es que todo el mundo pueda permitirse vivir por un tiempo en una casa en el cielo, que anime el espíritu de quienes la habitan




¿Integración?
La casa fue diseñada por cuatro arquitectos holandeses del estudio MVRDV, radicado en Rótterdam. ¿Qué intentaron hacer? “Subrayar la sensación de estar suspendido sobre la naturaleza. El exterior busca reflejar la luz y fundirse con el entorno, entre la flora y fauna”. Lo escépticos opinan que poco tiene de natural este bloque de diseño que recuerda a una bola de espejos discotequera implantada por decreto arquitectónico en mitad del bosque. En todo caso, antes de juzgar, hay que vivirla por dentro. Los afortunados que la han pisado destacan los ventanales que van desde el techo hasta el suelo. Cuentan que es fascinante meterse en la bañera y relajar los músculos, mientras ves pasar las nubes a paso lento. En uno de los extremos de la casa, hay un panel de vidrio en el suelo que impide que te olvides de que estás flotando en mitad de la naturaleza, una experiencia no apta para personas con aprensiones o vértigo. 25 euros por noche
El edificio, además, se balancea, aunque sólo cuando el campo es azotado por vientos fuertes. “Bueno, también notarás movimientos si todos los miembros e tu familia son hiperactivos y les da por saltar locamente al mismo tiempo”, bromea la citada periodista. Se trata de una experiencia diferente, no basada en el lujo, sino en la experiencia. Si os juntáis ocho personas para compartir sus cuatro habitaciones, puede salir por unos 25 euros la noche.

