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General: LOS DONES DE LA VIDA
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Reply  Message 1 of 3 on the subject 
From: Tuzitaw  (Original message) Sent: 26/02/2011 05:03
 
 
               
 

Los Dones de la Vida

Un día la Vida tomó la figura de uni joven apuesto

 y se puso a caminar por el mundo.

 A la orilla de un bosque vio una cabaña, entró y encontró

 allí a un hombre pobre enfermo

 de elefantiasis: todos sus miembros estaban hinchados

y tan deformes que se movía con mucha dificultad.

-¡Oh! ¿Que venturosos vientos te trajeron a mí?

 ¿Quién eres tú? -dijo el enfermo.

Soy la Vida, -respondió el caminante.

Algunos me reconocen cuando llego,

pero no cuando vuelvoYo voy y vengo;

 volveré por estos lugares dentro de siete años.

¿Pero, por qué gimes tanto?

-Tengo una enfermedad horrible;

ha destruido mi aspecto humano y me ha quitado la alegría de vivir.

 Ya no puedo más.

-Si quieres, -dijo la Vida, te curo. Pero tú me olvidarás.

-¡No! Le aseguró el enfermo.

Guardaré eternamente en mi memoria a quien me cure y le estaré

agradecido para siempre.

La Vida esparció un polvo misterioso sobre el enfermo,

 y éste quedó curado como por encanto.

La Vida siguió su camino y enseguida llegó a la cabaña de un leproso.

-¡Oh! ¡Bendito tú que vienes a mí!

-exclamó el leproso al ver al hermoso joven.

¿Puedo saber tu nombre?

-Yo soy la Vida -dijo el recién llegado.

 Algunos me reconocen cuando llego, pero no cuando regreso. Voy y vengo.

Volveré por estos rumbos dentro de siete años.

Puedo curarte, ¿pero te acordarás de mí?

-No te olvidaré mientras viva -dijo el leproso.

La Vida lo curó y siguió su camino.

Al llegar a una aldea, se encontró con un ciego que buscaba el camino con un bastón.

Cuando oyó pasos, se detuvo y preguntó.

-¿Quién va? ¡Cuidado con este pobre ciego!

-Yo soy la Vida. Algunos me reconocen cuando llego, pero no cuando vuelvo.

Curó también al ciego y desapareció.

Pasaron los años, y a su tiempo, como lo había prometido,

 volvió, pero esta vez oculto bajo la figura de un ciego.

Era ya tarde cuando llegó a la cabaña del ciego que había curado.

Tocó a la puerta.

No estaba, pero le abrió su esposa.

-Tenga piedad de este pobre ciego -dijo la Vida.

 Conozco a su esposo;

 ¿me puede dar un refresco mientras lo espero?

Me basta con un poco de agua.

-Mi esposo es un verdadero tonto -refunfuñó la mujer.

Trae a casa a cuanto pobre se encuentra.

Puso un poco de agua sucia en una vieja jícara y

se la ofreció de mal modo al falso ciego.

Por fin llegó el Señor de la casa, y la Vida se dirigió a él.

-Estoy de paso -dijo.

¿Puedes darme alojamiento hasta mañana?

El hombre murmuró algo,

 después extendió una estera en una esquina de la cabaña

y dio al ciego un puñado de cacahuates.

Cuando despuntó el alba, la Vida llamó a su anfitrión y le dijo:

-¿No te dije que algunos conocen a la Vida cuando

 viene pero no cuando regresa?

Tú no me has reconocido, porque la ceguera se ha quedado en tu corazón,

 y volverá también a tus ojos.

Dijo esto y salió dejando tras de sí una polvareda.

El hombre volvió a ser ciego, como siete años antes.

Cuando la Vida llegó a la cabaña del antiguo leproso,

se cubrió de una lepra tan horrible que la seguían enjambres de moscas.

Tocó a la puerta, pero aquel hombre,

viendo al leproso, no lo dejó entrar y rehusó darle de comer

porque estaba demasiado sucio.

-Te lo había dicho -

le recordó el caminante.

Algunos conocen a la Vida cuando viene, pero no cuando regresa.

Dijo y se marchó dejando tras de sí un reguero del misterioso polvo.

 El hombre ingrato se cubrió de nuevo de tanta lepra que la carne se le caía a pedazos.

Cuando llegó a la cabaña del antiguo enfermo de elefantiasis,

 la Vida se hinchó los miembros de tal modo que a duras penas podía caminar.

 Se asomó a la puerta y dijo:

-¡Buen hombre, un poco de refresco por caridad!

-¡Adelante! ¡Adelante! ¡Entra! -

dijo el hombre, apresurándose a ayudar al fingido enfermo.

 ¡Oh! ¡Que desgracia! ¡Tan joven y tan enfermo!

 Yo también, hace tiempo, tuve esa fea enfermedad,

pero pasó por aquí un buen hombre y me curó.

 Quizá...

Y mientras hablaba puso a cocer un plato de arroz,

 dio al enfermo nueces y una jícara llena de leche fresca,

 después preparó un asado de carnero y se ocupó de cuidar al enfermo.

En la mañana, la Vida se presentó como el joven hermoso que era y dijo:

-Tú has reconocido a la vida también a su regreso.

No olvidas los beneficios recibidos y sabes socorrer a quien sufre

lo mismo que tú has sufrido.

 Por eso permanecerás sano y gozarás de prosperidad.

El hombre quiso hacer un regalo a la Vida, unas vacas.

 Pero el joven se lo agradeció diciendo:

-No tengo necesidad de riquezas.

Quiero que recuerdes una cosa importante:

 La Vida puede cambiar y traer hoy bienes y mañana males,

 pero con frecuencia depende de ustedes hacerla mejor o peor.

 

desc/autor

             
 

                                                                           

 



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Reply  Message 2 of 3 on the subject 
From: Aysel Sent: 26/02/2011 11:49

Reply  Message 3 of 3 on the subject 
From: Malena Sent: 02/03/2011 16:51
FELIZ Y HERMOSO DIA
PARA TI Y TODOS LOS DE CASITA
GRACIAS POR COMPARTIR BONITOS MENSAJES


 
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