Los seres humanos experimentamos numerosas necesidades y carencias, tanto materiales como espirituales.
Somos seres, necesitados de alimento, ternura, reconocimiento y otros tantos satisfactores. Por más que estemos urgidos de todos esos bienes, no podemos dejar que esas necesidades afecten excesivamente nuestra relación con Dios.
Quien busca a Dios para que le resuelva sus problemas personales, está desvirtuando la calidad de su relación como creyente.
Dios sabe de antemano lo que necesitamos y sí estamos seguros de su amor desmedido por nosotros, no hace falta que nos desesperemos, ni que intentemos sobornarlo, ofreciéndole algo a cambio de sus favores. La gratuidad es el rasgo distintivo del Dios que Jesús nos ha venido a revelar en su vida y sus acciones.
DIOS TE BENDIGA
MA_LUISA