El agua es esencial para la vida y a su vez, un recurso natural que debemos cuidar y emplear responsablemente.
Perdemos agua en forma diaria, por la orina, por las heces, por la transpiración y la respiración. Estas pérdidas se ven condicionadas por el clima y por el ejerficicio físico que realicemos. Para mantener el equilibrio hidríco que nos permita contar con el agua suficiente, será importante conocer cuales son las fuentes de agua y cuales son los momentos en los que debemos estar más atentos a hidratarnos.
En primer lugar, esperar a sentir sed para beber agua, no es un buen comienzo. Esta sensación es un llamado de atención de nuestro cuerpo, pero cuando ya se han producido pérdidas. Lograr el hábito dehidratarnos a lo largo del día, antes de sentir sed, permite mantener el balance necesario que contribuye al cuidado de la salud.
Una de las funciones del agua es mantener la temperatura corporal. Cuando hace mucho calor o cuando realizamos actividad física, el organismo, en un intento por disminuirla elimina mayor cantidad de agua, por lo tanto, en estas circunstancias debemos consumir más líquidos que la contengan.
Beber agua antes, durante y posterior a la práctica del ejercicio, ayuda a sostener mejor la actividad y a evitar calambres.
El agua regula la función de todas las células de nuestro cuerpo, favorece el transporte de los nutrientes por la sangre, facilita los procesos digestivos, mejora el funcionamiento intestinal estimulando la evacuación, lubrica las articulaciones, y contribuye a un mejor estado de la piel otorgandole elasticidad.
El agua debe estar presente en cada comida principal y entre comidas.
Siempre será la mejor opción consumir agua potable o mineral, con o sin gas, de bajo contenido en sodio, pero también se podrán incluir como parte de los líquidos para hidratarnos las bebidas que la contengan: aguas saborizadas sin azúcar (aunque con el agregado de glúcidos, son una buena opción durante la práctica deportiva), infusiones, jugos naturales, licuados, leche, bebidas gaseosas y jugos artificiales sin azúcares agregados, sopas, y entre los alimentos que nos prveen de un mayor contenido en agua están las frutas y los vegetales frescos.
Una cantidad de agua promedio para ayudarnos a que adquirir un buen hábito de hidratación, será de 10 vasos, aproximadamente entre 2 litros y 2,5 litros al día.
Elijamos el agua o la fuente de agua que se ajuste a nuestras necesidades, actividad física y preferencias para hidratarnos y cuidar nuestra salud.
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