Las cámaras ocultas, utilizadas para espiar, se comercializan en el mercado habitualmente escondidas en peluches, lentes, botones y lapiceras. Sin embargo, hasta el momento, a nadie se le había ocurrido ocultarlas en un cargador de celular.
¿Quién sospecharía de un cargador enchufado a la pared? La respuesta es "nadie". Pero detrás de este dispositivo se esconde una cámara de vídeo con un disco interno que graba todo en una tarjeta micro, cuenta con grabación de detección de movimiento y puede grabar hasta 32 horas.
El costo de esta maravilla tecnológica es de 295 dólares e incluye una tarjeta micro de 4 GB. Una versión más tecnológica está disponible por 395 dólares que incluye la posibilidad de agregarle fecha a los archivos grabados.
Fuente: Rosario3