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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: abjitacbsa  (Mensaje original) Enviado: 11/05/2011 13:38
Los malos sueños presentes en los niños pueden ser resultado de sentimientos de inseguridad, ansiedades, miedos o preocupaciones.
Las pesadillas infantiles habitualmente no son un desorden importante, pero si son recurrentes pueden alterar el descanso nocturno de los padres, y requerir una consulta psicológica por el impacto que pueden tener en el niño, desde miedo a dormirse o a la noche, hasta irritabilidad, fatiga diurna o ansiedad. 

"Caídas al vacío, persecuciones, ataques, pérdidas de seres queridos, criaturas monstruosas, amenazas de todo tipo, animales gigantescos, demonios... Son algunos de los temas de los sueños aterradores y perturbadores a los que son especialmente proclives los niños", explica la psicóloga clínica Marichu Hidalgo. 

Según explica el psicólogo clínico José Luis García Castro, en su informe 'Pesadillas y Terrores Nocturnos', "las pesadillas pueden ser aterradoras para el niño y también para los padres y son resultado de sentimientos de inseguridad, ansiedades, miedos o preocupaciones".

Entre los factores que contribuyen a los sueños infantiles aterradores figuran- según García Castro- las amenazas de los padres del estilo "te llevo con la bruja" o "el lobo", las cuales hacen que el niño se acueste pensando en esas figuras y lo refleje en sus sueños. 

¡Mamá hay un monstruo debajo de la cama! ¡Mamá he visto algo dentro del armario! ¡Mamá, unos hombres malos quieren agarrarme y llevarme con ellos! ¡Aaaaay! ¡Uyyy! ¡Socorro!. 

Los gritos infantiles en medio de la noche no sólo sacan de su cama y de su merecido descanso a "mamá", quien acude presurosa a calmar a su niño y explicarle que todo ha sido una pesadilla. Una pesadilla más. Con toda probabilidad los gritos infantiles acabarán despertando a toda la familia que convive bajo el mismo techo. 

Mientras que los niños piden ayuda a sus padres cuando se despiertan sobresaltados debido a una pesadilla, sus progenitores suelen pedir ayuda al pediatra, a quien acuden para que les explique a que se deben las frecuentes alarmas nocturnas de sus hijos y sobre todo cómo solucionarlas. 

"Caídas al vacío, persecuciones, ataques, pérdidas de seres queridos, criaturas monstruosas, amenazas de todo tipo, animales gigantescos, demonios... Son algunos de los temas más habituales de los sueños aterradores y pesadillas perturbadoras a los que son especialmente proclives los niños", explica la psicóloga clínica y experta en puericultura Marichu Hidalgo. 

De acuerdo a esta experta "los pequeños son especialmente propensos a experimentar sueños muy vividos, de contenido desagradable y terrorífico, que les provocan miedo y ansiedad. Todo ello con el añadido de que suelen recordar sus sueños aterradores, pueden relatarlos como si los hubieran vivido y en algunos casos incluso creen que lo que han soñado es un hecho real". 

Según explica el psicólogo clínico y orientador escolar José Luis García Castro, en su informe "El niño que no quiere dormir, Pesadillas y Terrores Nocturnos", "las pesadillas pueden ser aterradoras para el niño y también para los padres, y son resultado de sentimientos de inseguridad, ansiedades, miedos o preocupaciones". 

De acuerdo a este estudio de la psicología infantil las pesadillas "aparecen con más frecuencia en niños de edades comprendidas entre los 3 y 5 años, y se calcula que las sufren entre el 10 y 50 por ciento de los pequeños". 

Los desencadenantes del sobresalto 

Entre los factores que contribuyen a los sueños infantiles aterradores figuran ¿según García Castro- las amenazas de los padres del estilo "te llevo con la bruja" o "el lobo", las cuales hacen que el niño se acueste pensando en esas figuras y lo refleje en sus sueños. 

Los programas de televisión y las lecturas o cuentos de contenido violento, sobre todo antes de ir a la cama, así como las situaciones estresantes vividas a lo largo del día, también favorecen la aparición de pesadillas, según las investigaciones de este experto en psicopedagogía. 

"Aunque el niño puede no ser capaz de indicar exactamente qué le está afectando, pueden sacarse algunas claves a partir de su comportamiento y conversando con él. Cualquiera que sea la causa, los niños inseguros, preocupados o con ansiedad tienen más probabilidades de tener pesadillas" según García Castro. 

"Las pesadillas son una de las sensaciones más intensas y angustiosas del ser humano. Su origen se desconoce, aunque se sabe que el estrés, la introspección y algunas medicaciones, así como las relaciones insatisfactorias, las frustraciones sexuales, y el abuso del alcohol y las drogas pueden favorecer su aparición", explica Marichu Hidalgo. 

Según esta psicóloga, "los sucesos traumáticos, así como el exceso de bebida o comida o los accesos de fiebre, son otros de los factores que inciden en la aparición de los malos sueños". 

"Distintas teorías indican que soñamos para reparar nuestra mente, para archivar las experiencias e ideas del día, para expresar nuestros deseos frustrados, como una válvula de seguridad, o para olvidar lo que puede abrumarnos o es superfluo", señala Hidalgo. 

Explica la experta que "los primeros malos sueños del ser humano, aunque no se consideran pesadillas, son los denominados 'terrores nocturnos', que se caracterizan por una gran agitación, gritos, sudores, movimientos corporales y a veces sonambulismo, y suelen producirse en la primera mitad de la noche, de una a tres horas después de que se ha acostado al niño". 

"Cuando sufre uno de estos episodios el pequeño se incorpora bruscamente en la cama y comienza a gritar aterrorizado, con los ojos muy abiertos, pero sin reconocer a nadie ni poder comunicarse, para después volver a dormirse y despertarse a la mañana siguiente sin recordar nada", señala la psicóloga. 

Añade que "a diferencia de los 'terrores nocturnos', las pesadillas infantiles, aparecen casi siempre al final de la noche, apenas producen manifestaciones físicas y el niño que las padece puede recordar su mal sueño al día siguiente, reconoce y busca a sus padres para que lo consuelen y teme dormirse para no repetir la experiencia". 

"La mayoría de las pesadillas que padecen los niños de entre 7 y 15 años las causan las agresiones del entorno familiar, escolar o social y el agresor más frecuente que aparece en ellas toma forma de monstruos, soldados, terroristas o animales", explica. 

"Aunque las pesadillas infantiles no suelen ser un problema importante, en algunos casos, cuando son muy recurrentes o muy intensos puede ser necesario acudir a una consulta psicológica para indagar la razones subyacentes en los malos sueños y controlar sus efectos negativos en el niño, como el miedo a dormirse o a la noche, la irritabilidad, la fatiga diurna y la ansiedad", finaliza Hidalgo. 



Fuente: EFE


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Maria Amparo Enviado: 11/05/2011 17:28


 
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