Te propongo que hoy pares ese tren vertiginoso al que estás subido.
Ese tren que hace que los días y las horas pasen rápidamente, a veces, inadvertidos.
Sé que la rutina y las ocupaciones/obligaciones ocupan casi la totalidad de tu quehacer diario. Pero todos, absolutamente todos, tenemos un momento en el día (o durante la noche) en el que podemos parar el tren y encontrarnos, por unos instantes, con nuestra vida.
A tu alrededor hay gente que te quiere y que desearía que se lo demuestres, prestándole más atención, interesándote por sus temas o teniendo un pequeño detalle, que sólo te llevará segundos. A ti mismo, te vendría bien prestarte un poco de atención extra, para resolver algo pendiente o para escuchar eso que necesita ser escuchado.
Quien dice que no puede parar el tren durante unos instantes, está tomando esto como una excusa para evadirse de algo que seguirá estando en el mismo lugar y teniendo la misma intensidad hasta que te decidas a enfrentarlo. Un gran problema es una serie de pequeños problemas sin resolver, que dejamos pasar por estar ocupados o pre-ocupados “con otros asuntos”. Si hoy lo enfrentas (solo o con compañía), muy pronto habrá desaparecido o se habrá transformado, lo que te dejará aún más tiempo libre y claridad interna para disfrutar de tu vida.