Por eso, cuando los hechos o las palabras de otras personas no coinciden con sus ideas, deseos o conveniencias, o simplemente les molestan, toda la fuerza de esos sentimientos negativos estalla, nublándoles la mente e impidiéndoles razonar.En su ofuscación se sienten atacados, aunque nadie los ataque, e impulsados a tomar represalias por ofensas que, casi siempre, sólo existen en su imaginación.Cuando más se deja arrastra una persona por el bajo impulso de la ira, más y más ésta se arraiga en su alma, llenando su vida de rencor y descontento por todo.
Por otra parte, el estado de excitación que la ira provoca en la persona produce en ella un desequilibrio nervioso que además de evidenciarse en su aspecto y ademanes, puede producir trastornos fisiológicos de toda índole en su organismo, originando alteraciones que suelen tener consecuencias muy desagradables.
Todo esto nos demuestra lo perjudicial y hasta funesta que resulta la ira para nuestra alma y para nuestro cuerpo, y lo importante que es evitarla y rechazar, con todas nuestras fuerzas, cualquier asomo de ella.
La ira no brota en el alma de quienes son verdaderamente humildes, de quienes aman a todos, de quienes tratan constantemente de perfeccionarse, sino en el alma de aquellos que, como dijimos, se aman excesivamente a sí mismos, son orgullosos y se sienten superiores a los demás. Esto nos demuestra los beneficios de vivir en el amor y en la humildad y, también, la necesidad de analizar permanentemente nuestros pensamientos, sentimientos y reacciones, a fin de eliminar de nuestra alma el amor propio, origen de tantos y tantos males.
Cuando veamos a una persona dominada por la ira, deberemos considerarla como gravemente enferma pues la ira es una grave enfermedad del alma €“ y nuestra reacción no deberá ser de enojo ni de rechazo, sino de amorosa compasión, procurando ayudarle - con nuestros buenos deseos y nuestros buenos pensamientos €“ a dominar esa enfermedad del alma y liberarse de ella.
En esa forma estaremos obrando de acuerdo con la Ley Divina del Amor.