Querido Dios: Hasta ahora mi día ha sido bueno. No he estado chismeando; no he perdido la paciencia; no he sido codiciosa, sarcástica, malhumorada, aburrida ni irónica; he controlado mi estrés menopáusico; no he rezongado ni reclamado; no he dicho palabrotas; no he gritado; no he tenido ataques de celos; no he comido chocolate en exceso; tampoco he usado mi tarjeta de crédito ni he dado cheques botadores. Pero pido tu protección, Señor, porque... ¡estoy por levantarme de la cama en cualquier momento!