Nuestros deseos prohibidos
Hoy te he visto como una jazmín encendido, con tus manos como pétalos y tu tallo definido con tu polen en mis labios y tu aroma en mis sentidos.
Siento celos de la abeja y del colibrí colorido, cuando se posan en ti para extraer la savia, me da celos y me da rabia por no ser yo quien te libo.
Me convierto entonces en tu jardinero, tiernamente te cultivo y mi jardín se complace al tenerte allí conmigo, y se alegran los rosales, cantan amapolas y lirios, te hago entonces delirar cuando te quito el vestido, y en tus cabellos rizados, pongo mis besos prohibidos acariciándote toda desde tu boca a tu ombligo.
Canta maravillado el zorzal, los pichones en su nido, mientras tus manos ardientes siguen buscando el camino hacia mi erecto miembro, hacia ese lugar divino y pones tus labios en el y saboreas su vino.
Quiero sentir tu belleza, ese fruto exquisito esa que entre tus piernas sabe a uvas frescas,
Dulce y preciado vino.
Déjame con mi idea, quedemos así tranquilos, déjame besarte el pelo, déjame besar tus labios y déjame que te quiera como jamás te han querido. Quiero conocer a que sabe tu cuerpo,
Aquí entre las hojas secasen este prado perdido,
Tu y yo tendidos entre el canto de las aves
y entre el murmullo del rio,
Bajo este frondoso árbol que a su sombra nos da cobijo.
Rodemos dándonos besos,
Gritemos mientras gemimos y vamos directo al agua,
Que con nuestro fuego a hervido y seamos una flor,
Un naranjo o un cerezo y ahoguémonos en las aguas de:
! NUESTROS DESEOS PROHIBIDO
Autor Robert Hernan
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