Esta historia podría ser la de cualquier pareja.
¿Nos ponemos en el siguiente escenario?
En mi relación de pareja hace mucho tiempo que las
cosas no van bien, estamos alejados el uno del otro…
esto me lleva a decirle enojadamente todo cuanto
me sucede, pero ya no me hace caso, tenemos
nuestros corazones muy lejos.Es entonces
cuando me enfado más aún y me levanto
muy lentamente pues me cuesta comenzar el día,
y entonces me viene algo que he leído…
“ Cuando dos personas están enojadas, sus corazones
se alejan mucho, para cubrir esa distancia deben gritar,
para poder escucharse, mientras más enojados estén,
más fuerte tendrán que gritar para escucharse
uno a otro a través de esa gran distancia”. ( Meher Baba)
Y mejor aún… ¿Por qué no damos dos pasos
grandes hasta poder mirarnos a los ojos
y ya no tener que hablarnos sino sólo susurrarnos?
Quizás así vuelva el amor que un día nos unió, este amor
que se fue perdiendo por nuestra vida diaria al no
darnos el tiempo para estar más unidos, para hacer cosas juntos…
Me asusta que nos alejemos tanto como dice Meher
Baba, tanto que un día cuando nos busquemos
ya no nos encontremos… me asusta esa posibilidad.
¿Qué debería hacer yo?
Acercarme.
Sí, estar más cerca y así no tener que gritar.
Estaríamos más unidos, sólo necesitamos hablarnos
con normalidad para que nos podamos entender.
De verdad que me gustaría hacer eso, ya no quiero
estar peleando, quiero poder conversar de manera
tranquila y exponer mis puntos de vista. Quizás así nos
volvamos a enamorar y sólo necesitemos
susurrar lo que queremos el uno del otro.
“Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen
, no digan palabras que los distancien más, llegará un día
en que la distancia sea tanta que no
encontrarán más el camino de regreso” ( Meher Baba)
Para finalizar esta bella reflexión acerquemos nuestros
corazones con el objetivo de lograr una buena
convivencia, de que nos volvamos
a enamorar de aquello que un día nos hizo felices.
Si vale la pena debemos luchar por esa felicidad.
Que tanto las parejas como los padres, hijos y
amigos nos escuchen susurrar sin necesidad de gritar
porque nos amamos.Si todos ponemos un granito de
arena Dios hará el resto, busquemos acercarnos para
dejar de gritar y encontrar el amor y el cariño
que se esconde y crece tras el pequeño susurro.
D-A