RomÁntica
(Para H. Ducoudray) Y trémulo de amor, convulso y ciego, caí por fin ante sus pies de hinojos enloquecido de pasión y luego; sin que del labio se escapara el ruego le hablé con la elocuencia de los ojos. Le hablé con la elocuencia delirante, del lenguaje del alma que está ansiosa, y en ese vago y misterioso instante, la nieve de su pálido semblante se tornó sonrosada y luminosa.... El alma al labio se asomó, lo mismo que un reclamo de amor, y en el mutismo de aquel instante vago de embeleso en que a su alma reclamó la mía: apuré de su boca la ambrosía, disuelta en el temblor de un casto beso....
FEDERICO BERMÚDEZ Y ORTEGA
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