FELICIDAD COMPRADA
¡Cuanta felicidad, compré perecedera.! Grande fue mi ceguera, pues libertad cedí el bien mas codiciado. No me importa el dinero un dios que no venero; sí, el tiempo que perdí en pos de una ilusión pronto desvanecida, que crea en nuestra vida dependencia fatal. La cárcel que sin rejas, recluye a la razón y causa desazón en el pobre mortal, que en ella fundamenta su modo de vivir. Mas llegué a percibir que hay otra que es eterna, que esta en nuestro interior y al alma pertenece; a ella solo obedece porque es quien la gobierna. Quien pueda disfrutar de la risa de un niño y al darle su cariño sienta en sí renacer la niñez que olvidó. Quien tenga fantasía y encuentre en la poesía un cósmico placer fundido al universo; pues del alba al ocaso siempre brindó al Parnaso su universal ofrenda. Quien altura de miras ponga en sus pensamientos y que sus sentimientos a dominar aprenda: tendrá felicidad que libre de ataduras se eleve a las alturas, dejando aquí en el suelo miserias y tristezas de esas masas ingentes, que privan a sus mentes de levantar el vuelo.
Jose Maria Criado Lesmes
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