Desolacion
¡Y fue mi anochecer en pleno día, y el dolor, con su mano despiadada, partió mi corazón como una espada ahogando la ilusión en la sangría...! ¡Y perdí la noción de la armonía, y hasta mi firme anhelo de belleza cayó desorientado en la tristeza de la noche sin luz de mi agonía....! Al resto de mi fe pedí su egina, y a la voz suplicante de la vida permaneció la fe impasible y muda; y de la fe impasible al torpe agravio, derramó su veneno sobre el labio la copa aterradora de la duda...!
FEDERICO BERMÚDEZ Y ORTEGA
|