Pronunciarte
Déjame que con mi última ternura alfombre tus pasos que se van. Vladimir Mayakovski Déjame contarte, querida niña, que no se me acabe la memoria. Déjame abrirme en tu carne, amoldarme a tus huesos, herirme en tu alma. Déjame sorber tus ojos como rodajas de cielo fresco, y déjame robar la espina que sube a tu cuello. Déjame contarte, querida niña, de mis viajes terrenales a la gruta del miedo o al triste pasaje de mis más guardados recuerdos. Déjame decirte que hoy sé de abismales presagios, de tus manos asustadas y tu cara de encino. Déjame tomarte libre de tardes, de coronas impías coronando tus senos. Déjame tenerte entre mis labios... ... yo quisiera que oprimieras mis labios, y así, jamás decirte que te quiero.
Gustavo Solórzano Alfaro
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