SÍmbolo
¡Aquel viejo enigmático y sereno, de tristes palideces marfilinas y miradas de dulce Nazareno, échase a descansar bajo las ruinas...! ¡Y en el vasto silencio vespertino, tras un largo suspiro y un bostezo, cerráronse del sueño al hondo beso sus ojos de cansado peregrino...! Cuando la tarde huyó triste y doliente, con la noche se entró por el oriente la luna, y al verter sus argentadas claridades silentes en las ruinas, bañó con sus miradas argentinas, ¡dos míseras grandezas olvidadas!
FEDERICO BERMÚDEZ Y ORTEGA

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