Crepúsculo:
I
Frívolos madrigales de las sutiles rosas ritman en los jardines las musas de belleza y comulga en los ritos del alma de las cosas como una ofrenda triste mi llanto: voz que reza. En las gamas exóticas de la tarde doliente finge la luz un iris -raro florecimiento crepuscular-. Y pasa rozándome la frente el murciélago sombra en las alas del viento... La sombra ya penumbra la arena de las sendas, perfúmanse de rosas los líricos jardines y reinan en las pantas fabulosas leyendas. Los nocturnos de seda de ignorados violines. ¡Crepúsculo de ensueño y evocación de amadas!... La tarde con mi espíritu la comunión empieza y al final, como epílogo de oraciones rezadas, dominará en mí la sombra, la noche, la tristeza
Noche:
II
Como una enorme sierpe sus escamas de plata desenrosca la noche; como raras pupilas de luz, en los azules, su estelación desata el infinito... El viento va girando las lilas ¡El recuerdo una amada que se fue...! Y en la fría nostalgia -voz de tumba- un suspiro que se arranca en las alas sutiles de la melancolía que empuja los lirismos de una tristeza blanca... ¡El recuerdo: unos labios mortales...! se deshoja, perfumando de rosas, un rosal florecido... ¡Unos labios mortales y una rosa muy roja pusieron en mi carne besos de amor y olvido...!
III
Despiertan los aromas nocturnos... (Los enanos juegan con princesitas en sus reinos)...(Las rondas de sátiros y ninfas tomadas de las manos fraternizan -mintiendo- en las sagradas frondas)
IV
La luna mis ensueños, romántica, ilumina. Las rosas a la luna protestan sus querellas, y un paisaje interior se disfumina en florecimiento de mágica estrella.
12-III-1914
JOSÉ DOMINGO GÓMEZ ROJAS
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