Fragmento de un poema
Yo que tengo lejanos jardines en la luna y reinos invisibles en estrellas lejanas y princesas dormidas de embrujada fortuna y reinos interiores y cosas extrahumanas.
Yo que tengo un silencio de armonía profundo, gravitando con ritmo de misterio en mí mismo; yo que siento y que vivo la belleza del mundo: jamás podrán hundirme en el "pequeño abismo".
Basta que mire al cielo y llame a las estrellas para arrullarlas dentro del corazón transido; basta que, cara a cara, diga a Dios mis querellas para que Dios conteste: "¡Hijo! ¿te han afligido?"
Por eso nada importa, Madre, que a tu buen hijo los pobres hombres quieran herir: ¡Piedad por ellos! Piedad, Piedad, Piedad! Mi amor ya los bendijo; que la luz de los astros les peine los cabellos!
JOSÉ DOMINGO GÓMEZ ROJAS
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