Hoy me he sentado a mirarte mientras tú, mi amor dormías y en tus sueños me he metido oyendo unas dulces melodías.
Te susurro al oído y aún soñando en voz alta decías, eres para mi, mi cielo, mi amor, mis penas y alegrías.
Despertándote con mis caricias y besos un amanecer nuevo venía, nuestros cuerpos acurrucados uno del otro sed tenían.
En el lecho entre sábanas de nuestro amor gozábamos, entre sueños y sin palabras los dos nos amábamos.
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