Alabado sea Jesucristo…
En la lectura del Evangelio de estos últimos domingos, vemos que la gente sigue buscando a Jesús. Surge entonces de ello una primera reflexión y un compromiso para nosotros: ¿Qué hago yo para encontrarme con Jesús? ¿Le busco verdaderamente? ¿Por qué le busco? ¿Dónde le busco?
Cuando Jesús advierte que lo buscan por interés, especialmente luego de haberles dado de comer en la multiplicación de los panes, les dice que hay un alimento superior, que les conviene más, el que da “vida eterna”. Pero no se refiere solamente a la “otra vida”. Es una invitación a un cambio de vida, a una forma de vivir distinta de la existencia anterior. Los está invitando a un “nacer de nuevo”, así como todos hemos nacido de nuevo a la vida de la gracia a través del bautismo.
Aprendamos a buscar a Jesús y a encontrarlo en el rostro y en las necesidades de nuestros hermanos, por la caridad. Escuchemos el mensaje de Jesús y orientemos nuestra vida siguiéndolo a Él, que es Luz y también es el Camino que nos llevará hacia la gloria del Cielo.