La noche
Cuando la noche llega no hay luz sólo oscuridad silente, la alcoba no es vacía no esta triste la luna es la luz que la acompaña entre cortinas abiertas y velas encendidas la brisa de la noche se mete en las rendijas; dos seres desnudos tumbados en la estera con el silencio un susurro y una caricia recorro cada espacio vibrante de tu cuerpo cruzas reservado cada línea y cada forma de mi cuerpo.
Viajas placido y suave por mi fisonomía hasta llegar travieso a mis senos que son la seda más fina entre tus manos, mis manos son un mar agitado recorriendo el atlas de tu cuerpo me llenas de tu aroma febril, y me excitas cada roce de tus labios, la libertad de tus manos rodea mi piel de musgo me llenas de tu sudor violento y dulce, mis labios exploran cada línea de tu ser somos hombre y mujer haciendo el amor.
Entre caricias, susurros y vacilantes gemidos me vuelves parte de tu piel me vuelves locamente enamorada con tu cuerpo de labriego me socavas me posas con pasión desorbitada en ti en el vaivén latiente de tu cuerpo.
Te entregas a mí en total plenitud de ti mismo soy completamente tuya entregada a mis emociones me recorres sin descanso, me besas me enloqueces tus labios llegan profundos, tan dentro de mí en al humedad de mi sexo salpicado de tus labios te tiendes en mí en toda tu extensión y entras en mí una vez más cálido y majestuoso llenándote de ti y tu virilidad parte de mí,
En la abertura de mis piernas te meces palpitante en ese vaivén jadeante que emociona mis sentidos, y somos eco en la negrura de la noche y de la luna mientras somos la música oscilante del orgasmo más dulce, que se mece en los sentidos nos traspasa las entrañas nos hipnotiza el corazón; nos vuelca en idilio del placer enajenante y es cortesano sutil del delirio que nos une, cual saeta de fuego ardiente que nos traspasa el cuerpo y nos marca el alma.
Cuando se hace el amor con tanta pasión siempre será el mejor dulce para el alma D/A
|