En el silencio de mi cuarto, a las puertas del sueño, tu recuerdo me invade. Entre el sueño y el deseo, mi mente evoca tu pelo plateado, tu piel curtida por los años, tus ojos coronados por esas bellas marcas que da el tiempo, y esa forma sublime de tratarme.Ahora me recreo en tu risa, esa que me muestra al niño que vive en tí, tus ganas de soñar, quiero encadenarme a ella, quiero esa música en mi vida. Hablando de tu risa me acuerdo de tu boca, de tus besos, de esos pequeños suspiros acompasados con el suave tacto de tu piel, de esa pasión recíproca al amarnos. Me gusta descubrir tus celos y tu afán de posesión, enmascarados en tu sutil manera de saber estar, me gusta sentirme tuya. Me gusta que me protejas, que no dejes que ni sí quiera el aire me roze. De repente, la mañana gris hace acto de presencia en mi cuarto, las primeras gotas de lluvia golpean el cristal, y le despiertan, sí a él, a mi amado. El día de sus ojos verdes toma el destello y lo convierte en un arco iris, mi pelo asoma entre las sabanas, y el sol siente envidia de nuestro amor. Sin saber cómo, de mi cuarto vacío he pasado ha amanecer con él. Hay calor en el filo de sus manos, esas que delicadamente me llevan al baño, esas que me desnudan y suavemente me lavan, esas que sin quererlo hacen de mi cuerpo su templo. El día celoso de nuestro amor torna en tormenta, nosotros resguardados en nuestro pequeño paraiso, nos amamos. Sin saberlo me hace rozar el cielo con la punta de sus manos, me hace rozar el firmamento. Amante y cuidadoso seca mi cuerpo, para luego cubrirlo de besos y caricias. Más tarde me viste y seca mi cabello, para terminar cepillandolo. Descubro su amor entre una mezcla de pasión y admiración. Admira mi juventud, la tersura de mi piel, mi risa. De ahí mi gran dilema: Vivo en el miedo de ser su niña, su capricho. Algo que no promete ser duradero. Algo que si fuese así rompería mi alma. Sí algun día se fuese que haría sin él, sino le tengo para que quiero vivir, ¿Donde depositaré mis miradas, mis besos, mis caricias? ¿Donde depositaré mi alma? Vagaré en el silencio, volveré a mi mar, a mi acantilado, llenaré ese profundo océano con mis lágrimas. El mar no aguantará mi pena, montará en cólera, llevará mi llanto desde mi costa a su presencia, mi dolor mojara sus pies descalzos, mis lágrimas se convertirán en conchas, mi ausencia cubrirá su ser. Las gaviotas viajarán en su busca, para pedirle que vuelva. "Pideme que esté ahí siempre, no me hagas vivir en la incertidumbre de sí mañana te tendré, no me hagas sufrir el abandono" Así le suplicaré sí algún día temiese perderlo, si la amenaza de su marcha fuese inminente. Y todo esto sucede por su forma de amarme, por él.
Autor desconocido por mí.
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