Querer trabajar y no poder hacerlo.
Un hombre muere un día en un hospital ,después de un ataque cardíaco.El cigarrillo, el estres,la corrida cotidiana y las preocupaciones económicas fueron demasiado para su cuerpo.
Apenas muerto,su espíritu deja su cuerpo y aparece en una habitación muy iluminada. Enseguida aparece un señor vestido de blanco, que le dice – bienvenido. Sígame por favor…
El recién llegado es conducido por un largo pasillo blanco, hasta una habitación. Gira el picaporte y abriendo la puerta explica: – Esta será su habitación de ahora en más.Espero que esté cómodo.
El hombre mira la blanca y vacía habitación. Ni una ventana, ni un mueble, ni un artefacto. – No entiendo – dice- dónde dormiré o comeré. No podré aguantar demasiado sin un poco de luz.
- Ah, disculpe – dice el guía -. No acomodamos las cosas hasta que los huéspedes se alojen. Usted puede tener tener aquí lo que desee, con sólo pensarlo.Quiere usted una ventana?… pues piénsela tal cual como le gustaría y aparecerá. Piense en la cama tal como le apetece y le aparecerá. Piense en el alimento, pintura, adorno o cortinas que desee y aparecerán para usted.
El hombre no puede creer lo que escucha, sin embargo al pensar en una mesa con dos sillas,ésta aparece y al imaginar en ella un pollo rostizado, éste se hace realidad. Piensa luego en su ventana y en un paisaje de una playa viéndose desde ella y así sucede.
- Cuando quiera cambiar algo o eliminarlo no tiene más que dejar de pensar en ello y desaparecerá. Si necesita algo más de mí piénseme y apareceré.
- Gracias – balbucea el hombre-, me siento muy halagado.
- Disfrútelo- contesta el hombre de blanco-.Usted se lo ha ganado.
El guía se va y el hombre se queda a solas acomodando su cuarto.
Durante unos días todo sale a pedir de boca, pero a la semana cuando se le ocurre imaginar en su cuarto una pequeña huerta para plantar tomate y lechuga, la tierra no aparece, tampoco las herramientas que pensó ni las semillas que deseaba.
Pensó en el guía y este se presentó para escuchar su reclamo.
- Claro señor. Lo que sucede es que aquí no se trabaja.Usted puede pedir los tomates que desee y la lechuga con el sabor que se imagina, pero trabajar por ellos no puede…y no hace falta.
El hombre se fastidia un poquito y entonces alzando un poco la voz dice: – Toda la eternidad sin poder hacer NADA nunca. Pero eso es un infierno.
- Y dónde se cree que está – le dijo el hombre de blanco.
Más allá del dinero y del hambre,querer trabajar y no poder hacerlo ES un infierno.
Autor desconocido por mí.