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Te diré que no hay distancias, te diré que mi alma en las noches escapa del espacio y del tiempo para encontrarte. La Luna es mi cómplice eterna, su brillo está en tus ojos, tienes ese encanto al que mi corazón accede.
Celoso estará el mar por saber la forma en que te quiero, y el aire, mi fiel compañero, toma mi mano para llevarme hacia tí, para hablar a tu oído mientras duermes, para cuidar tus sueños.
Sueña, sueña dulce, tierno mío, mientras acaricio tu cabello con la suave brisa del viento, y con un beso de fuego eterno besaré tus anhelos.
¡Y de nuevo te diré que te quiero!.
D.A.
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