Hijos de la vida.
La Vida nos presta los hijos para que los acompañemos durante un tiempo en el camino que les toca recorrer. Una ruta en la que iremos pateando las piedras que se les crucen.Cuidándolos de que no traspasen los límites, alumbrándolos cuando el día esté nublado, festejando sus logros, sosteniéndolos si tropiezan, confotándolos en las noches frías, conteniendo y secando sus lágrimas en sus decepciones.
En el camino les va creciendo las alas de su propia independencia y depende en parte de nosotros que éstas sean fuetes y sanas. Una vez que comienzan a desplegar sus alas es porque ya están preparados para volar.
Es el momento de devolver nuestros hijos a la Vida para que inicien su propia trayectoria.
Cuando comiencen a volar solos, será pura y exclusivamente de ellos, el recorrido a elegir.
Nosotros como papás cumplimos con nuestra tarea… el resto será su propia elección.
Rosa.