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De todas las músicas que conducen al cielo,
la de un corazón enamorado es la que llega más rápido.
Cada acto de caridad es un paso más hacia el cielo.
El cielo será heredado por cada hombre que lleva el cielo en su alma.
Una persona sin sentido del humor es como un vagón sin resortes:
es sacudido por todas las piedritas del camino.
Las lágrimas son a menudo el telescopio por donde los hombres ven el cielo.
No es el trabajo lo que mata a la gente, sino la preocupación.
La filosofía de un siglo es el sentido común del siguiente.
La alegría es el vino dulce de la vida.
La gratitud es una flor que brota del alma.
No me gustan esas personas frías y precisas que, a fin de no decir algo malo, no dicen nada y,
a fin de no hacer nada malo, no hacen nada.
El corazón de la madre es el aula del niño.
El verdadero hombre es aquel que siempre encuentra excusas para los demás,
pero nunca para sí mismo.
FRASES DEL REVERENDO HENRY WARD BEECHER: "EL SHAKESPEARE DEL PULPITO"
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