El sueño de París.
Cerró la puerta de su casa, la puerta de su corazón, cerró el umbral que había entre ella y un mañana, cerró todo aquello que pudiese hacerle daño.
Deslizaba cada vez más profundo sus pies sobre el barro de una calle de París, era un momento de contacto con la nada, con el entorno de la materia prima, de tan solo un poco tranquilidad en ese momento.
Caminó mucho por calles que desconocía, que había soñado tantas y tantas veces con ese paisaje no glamoroso, sino lleno del encanto de un aire con sonido de dulce y rosas.
Pero tan sólo el instante de sus pies y el barro duró apenas unos instantes, un coche pasó deprisa por su lado salpicándole toda la ropa, entonces de nuevo se dio cuenta de que la vida estaba ahí, que no puedes evadirte de los momentos.
En sueños se descalzaba de nuevo en un París lleno de magia ante unos ojos abiertos a la pobreza del alma de algunos seres pero también a la riqueza de otros.
Se quedó dormida cerca de una linda plaza mientras sonaban las notas de una acordeón…, en ese instante sonó el despertador y París quedó por ahora en ese sueño.
Lunay. |
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