Un desayuno en un bar.
Sintiendo el sigiloso silbar de las hojas
Que jugaban al escondite con el viento,
el amanecer entrando por mi persiana,
prosiguió mi eterna soledad y sufrimiento.
Una vez más, sentía que no estabas aquí,
No ibas a compartir una taza de café,
Ahogando mis penas en una magdalena
Cogí el periódico, me senté, y te esperé.
Oía el chasquido de la lluvia en la calle,
Sentía tu ausencia en cada gota que caía,
Me hacía daño, tu huida me lastimaba,
Pero te quería, y por tanto, resistía.
Creía en la esperanza, que pronto volverías
Añoraba las tardes donde el sol moría
Por abrazar a la luna cuando nos besábamos,
Su dulce historia de amor, también sucumbía.
Mientras tanto, sigo tomándome un café
En el bar de la esquina, miro la lluvia, te espero
Sueño ese día, en que la luna acaricie y ame al sol,
Y yo te pueda decir, lo mucho que te quiero
Autor desconocido por mí.