Los dos sabemos.
Sabemos lo que amamos.
Dónde debemos aventurarnos,
sobre qué piedra pisar,
qué raíz comer,
que quimera entrañable defender.
Lo que nos queda,
la virtud, la palabra,
la ternura, el amor,
los ojos tristes, las peleas,
o las cómplices sonrisas,
habrá que compartirlas con los hombres.
Sabemos confirmar la vida
en nuestras voces.
Nuestros sueños,
en el canto.
Construimos nuestro cielo,
lejos del rencor.
Aseguramos que el amor,
da fe a nuestras vidas,
acerca la soledad a todos,
nos atrae y nos separa,
nos eleva,
en un mismo viento.
No somos pasajeros conocidos.
Tenemos sed de perdurar,
en este percance de vivir.
¿ Qué otra cosa es posible
a las sombras de este cielo de amor ?
Saber cuándo la muerte ha de morir,
para llamarnos vencedores,
por amor,
del descuento de los días
en la eternidad del tiempo.
Marta Diaz Fonti.