Porque sin verme me miras,
sin conocerme me hablas,
sin oírme me escuchas.
Porque conversamos en silencio,
nos damos la mano
en momentos especiales.
Porque nuestros rostros sin rasgos,
nuestros cuerpos sin forma,
nos acercan al encuentro.
Porque no hay tiempo preciso,
ni espera condicionada,
nos encontramos en la ocasional conexión,
nos saludamos, intercambiamos palabras,
palabras del alma.
Autor desconocido por mí.