Tú y yo somos dos almas que amanecen de alborada cuando al pie de la ventana un jilguero canta y salta. Primavera enamorada que ahora duerme ensimismada se despierta ilusionada anunciando la mañana. Soy dichosa, tú engalanas cada día en filigrana las sonrisas que se escapan dando brillo y algarada a las horas que sagradas se acompañan de miradas y de gestos que no engañan. Es tu brazo mi nirvana y sin ti ya no soy nada.