Hogar eres para mí, al calor de la amistad y al abrigo que sin fín tú me ofreces sin juzgar el ayer, que fue sin tí y hoy consigo olvidar, porque tengo en mi vivir esa luz que tú me das con tan sólo sonreir, enseñándome a amar me confirmas el sentir de dos almas que son más que la unión de un latir.
Amanecer, tu esposa...
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