Anoche caminé descalzo bajo tormenta de nieve y fuego, anoche me sentí soñar sin dormir.
Anoche dejé en mi ventana, el poema incrédulo, la sorpresa de los dedos, la imaginación al azar y el puño en alto.
Anoche dejé en tu almohada el aroma de un beso mientras dormías de tu sueño, el que sueñas bajo tu lámpara lágrima bajo tus ojos abiertos.
Anoche me animé a dejarlo allí candente sin que sientas el respirar de mi beso y lo aspires risueña mientas sueñas... sueñas... bajo la lámpara de mi beso.
(Ricardo Mastrizzo)
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