Labios como pergaminos la miel los años les dan para hacer dulce el camino y nunca mirar atrás. Vente a la Gloria conmigo, que te quiero regalar un repicar de domingo y un ramito de azahar para decirte que sigo esa estela que al pasar dejan tus ojos cual himno de un amor tan singular que hasta las aves, su trino, han querido simular. Quiero tu mano, te digo, y sin más tú me la das
Amanecer, tu esposa...
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