Es imposible contener el grito con que toda mi sangre levantada en pie de amor, atroz, enajenada, en ti se vierte en implacable rito.
Es imposible y, sin embargo, quito volumen a mi voz; la tengo atada al silencio, por siempre enajenada sangre y voz; sin plegarias y sin gritos.
Y aun siendo así, tan terca es la esperanza, tan incansable, tan rebelde y fiera, que aun en esta mudez que me sentencio.
día a día se pone en la balanza, y contra la evidencia, espera: espera que tú puedas oírme en el silencio.
Besitos
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